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El vestidor de Kelly

Hola a todos,

Primeramente, voy a presentarme e intentar abriros mi corazón para que sepáis quién hay detrás de “El Vestidor de Kelly” y mi proyecto. Mi nombre es Raquel, tengo 49 años y grito a todos los vientos mi orgullo, que es haber nacido en Zaragoza hace 49 años. Casada con una persona por la que me siento querida, apoyada y orgullosa de ser mamá de una mujer de 23 años. Mi enfermera favorita, ya que así le digo dada su profesión, y un pequeño gran hombrecito de 11 años que llena de alegría y felicidad cada uno de nuestros días por muy oscuros que estos sean.

Me considero una persona sin tapujos, ni vergüenza y los que me conozcan y estén leyendo esto sabrán que me muestro tal y como soy y que me estoy abriendo a vosotros a corazón abierto porque quiero que me conozcáis.

Amante de la moda, nunca tuve oportunidad de trabajar con ella. Fue mi asignatura pendiente. Mientras estudiaba empecé a trabajar en unos grandes almacenes que pasaron a ser parte de la historia de nuestra ciudad. Salía corriendo para poder llegar por lo menos a una hora de clase, pero era tan feliz trabajado que no me costaba nada. Siempre corría pero la sonrisa nunca se me borró de la cara y es que, aunque luego me decanté por estudiar programación, el trato con el público era mi mayor ilusión. 

Nunca protesté por tener que ir a trabajar, puesto que amaba mi trabajo. Poco a poco fui ascendiendo hasta llevar un puesto de cosmética. Sinceramente, me veía trabajando allí siempre ya que me reportaba felicidad y me encontraba llena. Pero no pudo ser y por problemas internos la empresa acabó cerrando.

Al mes ya estaba en otra empresa, nada que ver con la empresa en la que me inicie. Pues esta  era de colchones y os prometo que fueron 25 años de felicidad. Hasta que la garganta me jugó una mala pasada y un pólipo en las cuerdas vocales me hicieron estar muda un año.

Fue desesperante y para pasar mi calvario compré un maniquí de costura. Los días transcurrían vistiendo y desvistiendo a mi Kelly, nombre que puse a mi compañera de fatigas. La voz no volvía, se había ya convertido en un problema psicológico, y cuando me di cuenta de que tenía que acabar una gran etapa de mi vida pensé que era ahora o nunca. Decidí empezar con una pequeña web y al poquito tiempo, en un local de un mercado, abrí mi tiendecita. Eran 18 metros pero mi felicidad infinita. Tengo que hacer mención a mis compañeros del mercado, ya que han sido piezas fundamentales llegándose a convertir en mi segunda familia. A los seis meses quedó un local libre justo enfrente de este mercado (“El mercado Domenech”). Tras sopesar todo decidí ir a mejor, pues mi idea principal era la de cambiar a un local más grande y con mayor escaparate. Tras ello llegó la pandemia del COVID-19 que, tristemente, todos conocemos. 

Me gustaría que contéis conmigo para cada duda que os surja, ya que intentaré por todos los medios, personalizar la atención y haceros sentir la cercanía de la persona que está al otro lado del mostrador. Hablad conmigo, interactuad,  preguntadme, pues siempre me vais a encontrar. Quiero empezar a formar parte de vuestras vidas y ayudaros en todo lo que esté en mi mano. Poco a poco iremos creando a través de esta web una gran familia.

Un saludo y abrazo enorme.

Raquel.

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